sábado, 14 de agosto de 2010

Líbero ma non troppo


Nadie pudo decirlo mejor y con menos palabras. En su crónica publicada en el Marca del sábado 14 de agosto de 2010, Santiago Segurola se refirió a la actuación del Real Madrid frente al Bayern Munich como una intervención “discreta” y “poco armónica”. El asunto no daba para más. Era de esperarse, faltan dos semanas para que comience la liga española y apenas una para la Bundesliga.
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Sobre el manido San Iker salva al Madrid de los titulares deportivos, tan cierto y rotundo como los lugares comunes –he allí su problema, el de los lugares comunes y el del Madrid-, Segurola se refirió a las paradas de Casillas como intervenciones que “rescataron y resolvieron” los problemas de los blancos. A juzgar por el número de ocasiones –al menos cuatro, y de las santísimas- el Madrid tiene bastante trabajo por hacer.
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Se esperaban muchas noticias de este partido, el más jugoso de la pretemporada. Khedira, Carvalho, Canales, Di María, Pedro León puestos a lucirse en un encuentro con modales de Champions resultaba muy tentador para vender periódicos, pero también paras las conjeturas y las expectativas.
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De toda la tarta merengue horneada en Múnich, queda una porción especialmente apetitosa con sazón del Papa Negro. De entre los hervores tácticos de Mourinho, salta una curiosidad: la posición de Xabi en la estrategia de un juego esa noche bastante defensivo. Visto ya al día siguiente, el asunto parece un raro hojaldre en el fino horno repostero del míster portugués.
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Con un esquema 4-1-3-2 en el que Xabi Alonso quedó solo entre centrales y mediocampistas, especialmente en momentos de repliegue, fue posible percibir en el Madrid un fuerte tufillo defensivo, aunuque no por ello necesariamente eficaz –por algo Casillas tuvo tanto trabajo. El equipo, además, tuvo muy poca posesión del balón. El discreto de Segurola encaja aquí, serenamente.
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Xabi Alonso no parecía cómodo jugando de líbero –justo la posición que ocupó Franz Beckenbauer, el Káiser, homenajeado esa noche-. Xabi permaneció demasiado cercano a los centrales en lugar de armar juego con los mediocampistas, que es de donde se espera la fiesta de un juego que no puede jugarse sin jugones, con todo y cacofonía.
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Y ese síndrome de la oncena-cajón condicionó al resto de los jugadores, entre ellos a Canales, de quien muchos esperábamos ver -quizás demasiado pronto- atisbos de brillo. El Madrid se convirtió en una alacena de gavetas cerradas.
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Tanto Canales como Pedro León parecían jugar en función del esquema de repliegue, especialmente Canales, que repartió su tiempo –y sus pulmones- corriendo desde el centro hacia la banda izquierda para ayudar a Marcelo y descargar a CR7 de labores de defensa. Insisto. Es muy pronto y prefiero los adjetivos de Segurola a cualquier otra indigestión deportiva. X
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Después de viajar acurrucado entre la prensa y coqueteándole a la opinión pública, no se sabe si para que le temiesen o le quisieran, el Papa Negro comenzó a probar la eficacia de sus mises en scéne. Le fue bien. El Madrid se trajo la copa en homenaje a Franz Beckenbauer, en la fila 27 del avión además, y se repuso de sonrojos históricos (9-1). Tos de por medio. Le fue bien. Aún quedan dos semanas. Por lo pronto, a la de a Kaká se punta otra baja, Garay.
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Premier en el estómago.
Hoy comenzó la primera jornada de la Premier League, y lo hizo con un Machester City que pese a las millonarias inversiones (116 millones de euros) del jeque árabe Mansour bin Zayed Al Nahyan para fichar a Balotelli, David Silva, Yaya Touré, Jerome Boateng y Aleksandar Kolarov, empató a cero contra el Tottenham, un equipo que logró zafársele a los cuatros grandes y quedar en la fase previa de la Champions League. Mañana, los Gunners contra los Diablos rojos, y en Anfield.
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