Si antes se sucedía a Maradona, ahora se sucede a Zidane. No es para menos. Su manera de jugar marcó un antes y un después en el fútbol de finales del siglo XX. Sobre sus hombros el Rey Pelé abrochó la insignia, también sucesora, de incluirle entre los 125 mejores de la historia. Fue elegido como mejor jugador del mundo en tres ocasiones (1998, 2000, 2003) y la UEFA lo proclamó el mejor futbolista europeo de los últimos 50 años.
Como lo fue el uruguayo Enzo Francescoli en su infancia, Zidane se convirtió en una linterna que arrojó una nueva luz para las generaciones de jugadores que crecieron viéndole tratar a la pelota con la suavidad de quien unta mantequilla en un trozo de pan. Elegante, veloz, acróbata de un fútbol preciosista -pero sin horteras florituras-. Eso es Zidane, un ídolo a través del cual es posible asomarse, también, a la sociedad europea que sobrevino al derrumbe del colonialismo y la disolución de las fronteras culturales por la vía del astro mediático.
El ex mediocentro francés comparte con Albert Camus -ese hipotético portero de literatura infalible- ascendencia argelina. Una complicada herencia en el corazón de cualquier francés. Creció en un hogar pobre, el lugar natural de los futbolistas. Ese sitio donde la vida se libra a patadas; dándolas o esquivándolas. El medio campista eligió la primera. A los 14 años se marchó al Club AS Cannes y a los 17, en 1989, debutó como profesional. Mesut Özil tenía entonces un año y Yoann Gourcuff cuatro. A ambos volantes, uno del Real Madrid y el otro del Olympique de Lyon, se les emparenta con Zidane, quien ayer compartía con los aguiluchos el mismo espacio. Él en la grada, los otros en el campo de juego.
Los tres son mediocampistas. Y sus pupilos, como Zidane, se desenvuelven velozmente en la posición de mediapunta. Para la prensa deportiva es posible reconocer tanto en el alemán Özil como en Gourcuff la gran visión de juego y los toques geniales del francés. ¿Prematuro parentesco? Podría ser...
Debido a su peso, constitución, habilidades y movimientos, muy similares a los de Zidane, Gourcuff ha sido apodado "Petit Zizou". El alemán Özil, hijo de inmigrantes -turcos-, lleva consigo también la pegatina: es ágil, rápido, y ya sea mediapunta por el centro o por la izquierda, la arquitectura del último pase es su fuerte. Sin embargo, y a diferencia del que en su momento fuera el 5 merengue, el actual dorsal 23 del Real Madrid es zurdo, una peregrina pero sustantiva diferencia.
Insisto. Hace dos noches, en el partido en el que el Real Madrid pudo, al fin, revertir el maleficio de los octavos, coincidieron en el mismo estadio el Rey y sus delfines. Irrregular todavía, casi intermitente, Özil hizo discreto honor a la herencia que muchos se empeñan en atribuirle, para muestra, el botón que cerró la noche: su pase de cabeza a Di María para el disparo, mejor dicho el tiro de gracia, que remató al Olympique en un 3-0 raro, quebrado y lleno de sobresaltos, pero 3-0 al fin y al cabo.
Gourcuff salió al campo vistiendo todavía las varias sombras de otros futbolistas: la de Juninho Pernambucano, a quien sustituyó en el club lionés, y la de Zidane ¿Se puede salir al campo con tanto peso en las botas? Gourcuff además, lleva encima, también, el estigma de quien no encuentra su sitio. No lo hizo en el A.C Milan, club al que llegó como joven promesa y de donde se marchó con unas ácidas declaraciones de Maldini a cuestas ("Gourcuff con noi ha sbagliato tutto").
En el Olympique, sin embargo, las cosas no mejoran. En Lyon se duda de la rentabilidad de un fichaje (22 millones) que esta temporada lleva apenas 3 goles en 26 partidos y que en el Mundial de Sudáfrica jugó unos pocos minutos -affaire Domenech de por medio-. Anoche, el tufillo de la sospecha volvió a impregnar al medio campista, quien a pesar de la temida potencia y precisión de sus jugadas a balón parado y su visión de juego, no anotó ni hizo posible siquiera una diana para el Olympique.
No sé yo qué tanto ni qué tan cerca de sucederle se mostraron ayer los delfines en el campo ante la mirada reposada del monarca desde el palco del Real Madrid. Özil ha dicho que no está ni cerca de la estela de Zizou y define su estilo casi como un credo que debería darnos qué pensar. Los campos de fútbol no son -nunca han sido- planas e inocentes alfombras de hierba. En ellos juegan religiones, creencias, deudas y mestizajes tanto técnicos como étnicos. Ha de ser por eso que uno, peregrino hincha, se emboba ante Los 11 de la tribu.
Insisto. Hace dos noches, en el partido en el que el Real Madrid pudo, al fin, revertir el maleficio de los octavos, coincidieron en el mismo estadio el Rey y sus delfines. Irrregular todavía, casi intermitente, Özil hizo discreto honor a la herencia que muchos se empeñan en atribuirle, para muestra, el botón que cerró la noche: su pase de cabeza a Di María para el disparo, mejor dicho el tiro de gracia, que remató al Olympique en un 3-0 raro, quebrado y lleno de sobresaltos, pero 3-0 al fin y al cabo.
Gourcuff salió al campo vistiendo todavía las varias sombras de otros futbolistas: la de Juninho Pernambucano, a quien sustituyó en el club lionés, y la de Zidane ¿Se puede salir al campo con tanto peso en las botas? Gourcuff además, lleva encima, también, el estigma de quien no encuentra su sitio. No lo hizo en el A.C Milan, club al que llegó como joven promesa y de donde se marchó con unas ácidas declaraciones de Maldini a cuestas ("Gourcuff con noi ha sbagliato tutto").
En el Olympique, sin embargo, las cosas no mejoran. En Lyon se duda de la rentabilidad de un fichaje (22 millones) que esta temporada lleva apenas 3 goles en 26 partidos y que en el Mundial de Sudáfrica jugó unos pocos minutos -affaire Domenech de por medio-. Anoche, el tufillo de la sospecha volvió a impregnar al medio campista, quien a pesar de la temida potencia y precisión de sus jugadas a balón parado y su visión de juego, no anotó ni hizo posible siquiera una diana para el Olympique.
No sé yo qué tanto ni qué tan cerca de sucederle se mostraron ayer los delfines en el campo ante la mirada reposada del monarca desde el palco del Real Madrid. Özil ha dicho que no está ni cerca de la estela de Zizou y define su estilo casi como un credo que debería darnos qué pensar. Los campos de fútbol no son -nunca han sido- planas e inocentes alfombras de hierba. En ellos juegan religiones, creencias, deudas y mestizajes tanto técnicos como étnicos. Ha de ser por eso que uno, peregrino hincha, se emboba ante Los 11 de la tribu.
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ResponderEliminarPrima, como siempre Excelente!!!. En tu blog se nota a leguas que el pase a cuartos de final te inspiró mas aún, pero, me parece que Marcelo también merecía unas pocas lineas, el primer gol hermoso y el tercero fue él quien robó el balon, lógico no quiero desmerecer a Ozil y Di Maria que fueron realmente grandes... saludos. (disculpa por el duplicado comenté en el otro)
ResponderEliminarPrimo: tiene usted razón... Marcelo se portó como los laterales brasileños: delanteros encubiertos. Y sí ese robo de balón es mérito suyo. Él no es santo de mi devoción, pero y potente bella diagonal la que metió. Yo creo que todo lo que toca Mou se convierte si no en oro, en algo por el estilo. Con Pellegrini este tipo era infame en la defensa, todavía deja huecos pero ha mejorado en defensa y como atacante, bueno... está bateando.
ResponderEliminarHombre primo... comente las veces que quiera, que pa' eso estamos. ¡Y además, usted sabe mucho y así aprendo por partida doble!
Entonces... ¿tiene Zizou sucesor?
Definitivamente Ozil es el sucesor de Zizou, aunque con apenas 22 años hay que cuidarlo y no darle la responsabilidad de un equipo como El Madrid, lo veremos bien en la Eurocopa y seguramente brillará en el 2014, recordemos que los grandes (con excepción de Pelé) han brillado después de los 25.
ResponderEliminarbuena entrada!!
ResponderEliminarLo cierto es que a veces dicen que alguien es el sucesor de alguien que todavía está jugando!!! El sucesor de Ronaldo, de messi... increíble!! Disfrutemos de lo que hay y los otros ya tiraran la puerta abajo cuando toque.
saludos.
Excelente entrada, yo opino como Damokles poco a poco y cuando llegue el momento ya se verá.
ResponderEliminarUn saludo
Damokles, Antonio... muchas gracias. Y tal cual, poco a poco , pero no os llama la atención cómo la prensa está, constantemente, fabricando sucesores instantáneos.
ResponderEliminarSi claro está constantemente fabricando sucesores para vender más periódicos etc etc
ResponderEliminarUn saludoo