domingo, 25 de julio de 2010

Un paso al frente por el maestro Gutiérrez


“Vivimos en una sociedad que busca desesperadamente e idolatra a los singulares, que son quienes hacen algo más felices a las gente y dan dinero a sus jefes, y a la vez intenta por todos los medios que esos singulares dejen de serlo porque en el fondo molesta y subraya la medianía no ya de sus compañeros (a los que ayudan a brillar a menudo), sino la de sus patrones celosos”
Javier Marías. Salvajes y sentimentales

Quince años. A su lado, en la despedida, estuvo Jorge Valdano, el mismo técnico que presenció y apoyó su debut. Quince años, 542 partidos. En la sala de prensa del mismo equipo. Quince años, 77 goles. Corazón tan blanco, diría Marías, a quien ya le he quitado epígrafe para este post, por qué no quitarle algo más…Quince años, aunque en verdad sean 24. José María Gutiérrez entró con apenas nueve años. Hoy se marcha del Real Madrid a los 33 de un Jesucristo Superstar.

Miro la barba del centrocampista. Algo parecido a una sonrisa se estrella sobre su barbilla. Y no sé si es que la tristeza no pinta rubia, o es que no estamos para bromas. ¿Por qué tiene que ser domingo el día que se marcha José María Gutiérrez del Real Madrid? ¿Por qué un domingo sin liga, además? ¿Vamos a resucitar, acaso?

Guti.Haz. Fanfarrón. Macarra. Chulo. Bocazas. Pero también insustituible. Titular del arrebato. Señor cuando tocó. Proscrito de su propio humor. El Guti fue, y es, pólvora en la camiseta de un dorsal que bautiza la afición de muchos y el nombre este blog. El catorce.

Su espíritu, un temperamento inestable y a la vez creador, era incapaz de ser sometido al de una voluntad colectiva. Y he allí su mayor virtud y la más insistente de sus lesiones, aquella que le enlentecía sobre el césped y aceleraba su furia para ver pases donde nadie era capaz de verlos. Pero como todo ser singular, como todo ser sensible para ver lo que nadie ve, aquella nube anímica hacía combustión con cualquier viento.

Lo dijo Manuel Pellegrini, con quien tuvo muchos roces, “Guti es diferente”. He allí su atributo más valioso. Su último gran impasse –y su gran victoria-ocurrió tras el alcorconazo. Después de unas semanas de oprobio, Guti volvía a jugar con el equipo. Minuto 40 contra el Deportivo de la Coruña en Riazor. Kaká recibió en la izquierda. Por el centro corría Guti. El brasileño le dio el balón. El 14, solo, se presentó ante Aranzubia. En lugar de disparar, Guti hizo un pase de tacón a Benzemá . El delantero francés sentenció. El Madrid ganó 0-2 y rompió la maldición de 19 años sin ganar en Riazor.


Un chulo hubiese marcado. Un chulo hubiese aprovechado para mandar a callar a todos de un patadón. Él no. Se reservó el silencio. Prefirió su rubia y acicalada contradicción .
Hoy es domingo. El maestro Gutiérrez se marcha del Real Madrid. Podrán decir lo que quieran, pero no hoy. En el Madrid una camiseta queda vacía, un dorsal pierde contenido. Unos cuantos, de Corazón tan blanco, nos quedamos tiritando de frío.

4 comentarios:

  1. gracias por tus crónicas Karina, las aprecio sobremanera. Besos (de alguien que no simpatiza con el Madrid, pero si con el fútbol)

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  2. Gracias a ti Ricardo, al fin y al cabo, lo que nos importa, lo único que nos importa es el buen fútbol.

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  3. Un genio el Maestro Gutierrez, lo demostró siempre. Salve.

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  4. Echaré de menos al dorsal 14, mucho.

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